Relleno de dulce de leche o de fruta, con tapas de maicena, cubierto en chocolate o en azúcar. No importa su formato, el alfajor es un placer cotidiano para los argentinos. Sin embargo, su origen se remonta a siglos atrás y a miles de kilómetros de distancia de nuestro país.
Proviene del postre andaluz del mismo nombre, que emigró a nuestra tierra en el siglo XIX y que se sigue fabricando, aunque con características bien diferentes ya que el dulce de leche no tiene tanta entidad del otro lado del Atlántico. Sin embargo, antes de llegar a España, ya se consumía en Arabia hace unos 700 años, donde se le llamaba al-hasú (el relleno).
La palabra al-hasú fue mutando hasta convertirse en alfajor y finalmente llegó a nuestras tierras donde se combinó la fórmula árabe con el chocolate mesoamericano y el dulce de leche argentino.
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