Existen dos versiones de esta gran receta: la primera fue creada en Chicago, por el pastelero del Palmer House Hotel (Illinois) a pedido de su propietaria Bertha Palmer con motivo de la exposición universal. Allí se le encargó al chef preparar pasteles lo suficientemente pequeños como para incluirlos en cajas para que los visitantes no se mancharan al comerlo. En esta receta los trozos de nueces se espolvoreaban y se incrustaban con la mano encima de la masa antes de hornear, luego se cubrían con un glaseado de mermelada de albaricoque.
La segunda versión señala que en 1897 un chef quiso hornear una torta de chocolate y, por algún error, el resultado fue un bizcocho de muy poca altura. En vez de desecharlo lo cortó en cuadraditos y lo sirvió.
Ambas historias remiten a una de las delicias más elegidas por los argentinos hoy. Animate a reinventar este clásico de toda pandería con estas cuatro recetas sumamente inspiradoras:
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